En la Escuela Teresiana nos planteamos este curso cómo “hacernos cargo” y “encargarnos” de la realidad de nuestro mundo, herido por la injusticia, el individualismo y la polarización.
para hacernos cargo del mundo es necesario escucharlo y escucharnos desde dentro, conectados con nosotros mismos, con los demás y con Dios. La interioridad nos fortalece como educadores teresianos y nos abre a la identificación con el proyecto educativo.
el diálogo auténtico implica riesgo, apertura y co-creación. Supone dejarse afectar por el otro y construir juntos. En un mundo fragmentado, el diálogo teje relaciones auténticas y hace posible la participación de toda la comunidad educativa.
frente a la superficialidad de las conexiones digitales, estamos llamados a crear lazos humanos sólidos, nutridos por el amor, que fortalezcan un “nosotros” amplio. Estos vínculos sostienen el acompañamiento de personas y procesos en la escuela.
la verdadera transformación surge de la acción compartida por el bien común. Cada persona aporta desde su singularidad, y juntos construimos un tejido social más justo y solidario. La colaboración, como los hilos de una red, da fuerza y cohesión a la comunidad.