En la Escuela Teresiana nos planteamos este curso cómo “hacernos cargo” y “encargarnos” de la realidad de nuestro mundo, herido por la injusticia, el individualismo y la polarización.

 

Soñamos con…

… ser escuelas del cuidado que promuevan estructuras de participación y el acompañamiento de personas y procesos para impulsar la identificación con nuestro proyecto educativo teresiano cuyo perfil de salida es una alternativa para la transformación de la sociedad.

El lema “enREDa2” nos invita a vivir unidos en red, cultivando un modo de ser, actuar y educar desde cuatro claves fundamentales:

INTERIORIDAD TRANSFORMADORA:

para hacernos cargo del mundo es necesario escucharlo y escucharnos desde dentro, conectados con nosotros mismos, con los demás y con Dios. La interioridad nos fortalece como educadores teresianos y nos abre a la identificación con el proyecto educativo.

CULTURA DEL DIÁLOGO:

el diálogo auténtico implica riesgo, apertura y co-creación. Supone dejarse afectar por el otro y construir juntos. En un mundo fragmentado, el diálogo teje relaciones auténticas y hace posible la participación de toda la comunidad educativa.

GENERAR VÍNCULOS:

frente a la superficialidad de las conexiones digitales, estamos llamados a crear lazos humanos sólidos, nutridos por el amor, que fortalezcan un “nosotros” amplio. Estos vínculos sostienen el acompañamiento de personas y procesos en la escuela.

 COLABORACIÓN COMÚN:

la verdadera transformación surge de la acción compartida por el bien común. Cada persona aporta desde su singularidad, y juntos construimos un tejido social más justo y solidario. La colaboración, como los hilos de una red, da fuerza y cohesión a la comunidad.

La escuela que soñamos es, por tanto, una auténtica red de cuidados, flexible y resistente, en la que cada persona es protagonista con otros. Así podremos proclamar con Enrique de Ossó:

“¡Benditos enredos y benditas redes!”